Ruddy L. González

En los años ’80 el prestigioso abogado Marinio -Vincho- Vinicio Castillo fue ‘bautizado’ como el «zar» anti-drogas de República Dominicana, como un reconocimiento, una ‘identificación’ por sus luchas contra el narcotráfico internacional. Incluso, Vincho Castillo por varios años fue el presidente del Consejo Nacional de Drogas, organismo encargado, entre otras atribuciones, de diseñar las políticas oficiales de lucha contra los narcóticos ilegales y el título de «zar» no le dio más, ni menos, poder en esas tareas.

En los Estados Unidos, al jefe de los organismos de lucha contra el narcotráfico, distribución y consumo de drogas narcóticas ilegales se le conoce como el «zar» antidrogas. Igual ocurre en otros países, sin mayores consecuencias.

En República Dominicana, el jefe de la Dirección Nacional de Control de Drogas, tiene el título oficial de ‘presidente de la DNCD’.

La semana pasada, el presidente Luis Abinader, en la conferencia de prensa junto al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, al ponderar la labor realizada por el vicealmirante José Manuel Cabrera Ulloa en la lucha contra el narcotráfico, lo definió como ‘un zar anti-drogas’.

El título de «zar» con que señalara el presidente Abinader al vicealmirante Cabrera Ulloa, no otorga nuevas funciones, ni satisface vanidad, ni representa más poder y menos crea una ‘casta’ entre los militares.

Lo considero, desde esta esquina en el Listín Diario, una suerte de reconocimiento, por demás merecido por el resultado de su labor al frente de la DNCD.

Porque después de todo, como dijo Deng Xiaoping: “No importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”.

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