El lado correcto de la historia… o el retorno del pasado…Dios, Señor de la Historia. Por Pelegrín Castillo.
VicePresidente Pelegrín Castillo Seman.

Es comprensible que en el presente se emplee profusamente la expresión: “del lado correcto de la historia”… Como figura retórica es ya un recurso manido…que solo sigue siendo efectivo en las arengas y panfletos…

Sin embargo, la gran mayoría de los que la emplean con ligereza, no han pensado que esa expresión presupone un enfoque determinista de la historia humana…y que ese determismo está asociado a una visión antropocéntrica secularista, que saca a Dios de la ecuación, y que ha estado en la base de muchos de los desastres provocados por el hombre mismo jugando con sus utopías e ilusiones a ser Dios: todos los totalitarismos de la edad moderna y postmoderna, se fundan en la idea eje de que el movimiento de la historia como entidad es su mejor aliado, que conduce ineluctableme al triunfo final de una visión: el comunismo, el nazi fascismo, el transhumanismo liberal…

Raymond Aron sentenció: “los hombres hacen la historia, pero pocas veces saben la historia que hacen”. En la historia, “el porvenir esta abierto”, como lo advirtieron Popper y Berlín, porque la libertad humana siempre estará desplegándose en el ámbito de la indeterminación…como sucede en el mundo físico de las partículas sub-atomicas…

Pero lo que somos creyentes sabemos que la historia humana se enmarca dentro del inescrutable Plan Divino…y que comó explica Maritain, está se despliega en conforme a la Ley del Doble Progreso Contrario, donde todo avance en la línea del bien es seguido por un avance en la línea del mal, en lucha incesante, hasta “el final de los tiempos”.

Lo que no admite discusión- en el plano de la alta política- es que la geopolítica tiene más fuerza para condicionar-no determinar- los procesos humanos entre naciones e imperios, que la historia misma…propiamente la historia está marcada por la geopolítica, por la conciencia geográfica de los espacios y recursos disputados por los estados, naciones, grupos humanos…

Si ampliamos la visión hasta la perspectiva amplia de Tombyee y Braudel veremos que los imperios, las civilizaciones, las culturas, las naciones y los pueblos…tienen su ciclo vital: surgen, se desarrollan, declinan, mueren, pero también pueden renacer…porque el pasado nunca se va, solo tarda en retornar…En ese sentido la historia no es lineal ni ascendente… puede ser cíclica, con avances y retrocesos, mezclas y amalgamas, en términos de afirmar o negar la libertad…la inteligencia, la dignidad, el conocimiento, y sus conexiones con las verdades trascendentes, sobrenaturales, permanentes, que son las que en realidad nos humanizan.

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