El transcurrir de los días post elecciones está definiendo cuál será la línea de la oposición política frente al gobierno del presidente Luis Abinader y a las reformas que éste ha anunciado serán su prioridad en los próximos meses.
Sin duda, la línea opositora es y será desarrollar la tesis de que “las elecciones fueron compradas”, lo que sumado a la alta abstención implicaría, según la estrategia opositora, una falta de legitimidad del nuevo mandato de Abinader que debilite la gobernabilidad en los próximos 4 años.
El discurso opositor ya se expresa con cero concertación y boicotear iniciativas en pro del consenso, aprovechar el descontento popular por situación económica y los efectos de la reforma fiscal que luce inminente.
El plan es emular la coyuntura histórica que se dio en Venezuela tras el triunfo de Carlos Andrés Pérez, que en los primeros 3 meses de su segundo mandato aplicó ajustes económicos exigidos por el FMI con efectos muy negativos para la economía popular . Se produjo una poblada llamada “El Caracazo” en que las fuerzas del orden público tuvieron que reprimir; algo similar a lo ocurrido en el gobierno de Salvador Jorge Blanco en 1984.
Tanto el Presidente como su partido PRM deben prepararse para ese escenario que tiene, además, otros importantes actores que por otras razones no están contentos con el presidente Abinader y que tratarán de hacerle la vida imposible en los próximos cuatro años.
La situación es delicada, porque, además de problemas económicos citados, está el grave problema haitiano agudizándose con derivaciones muy peligrosas para República Dominicana.
Creo es importante, hoy más que nunca, se dé una unidad nacional y que todos los dominicanos de buena voluntad aíslen los planes de ingobernabilidad que se cocinan en la sombra.
Al PRM, como partido de gobierno, que se dé cuenta de la coyuntura histórica. Su unidad en torno al Presidente será un elemento importante, frenando cualquier proselitismo electoral prematuro que pueda crear fricciones y afectar la buena marcha del gobierno.
Los planes de apuesta al caos, la ingobernabilidad y un posible Caracazo están en curso. El país debe estar muy alerta . La paz social y la gobernabilidad jamás pueden ser afectadas, por grandes que sean las dificultades y las diferencias políticas.
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